La muertes a escala global están creciendo por encima de lo esperado… después de la vacunación

El 5 de mayo, la Organización Mundial de la Salud declaró el fin de la emergencia sanitaria por la COVID-19. Según los recuentos oficiales de mortalidad, esta decisión parecía que se había tomado con retraso. En abril de 2022, el número promedio de muertes semanales ya había caído al nivel de marzo de 2020.

Hay un hecho diferenciable que hay que tener en cuenta, y es que a fecha actual se estima que más de 5.500 millones de personas han sido vacunadas contra e COVID-19 con al menos una dosis. Desde este punto de vista, es conveniente tener en cuenta las personas vacunadas que han sufrido efectos secundarios y que, por tanto, hayan contribuido a la elevación de las tasas de mortalidad en todo el mundo.

Sin embargo, estas cifras excluyen las muertes causadas por la COVID-19 pero no atribuidas a ella. Una medida más precisa es la mortalidad en exceso, la diferencia entre el número de muertes por todas las causas y lo que indicarían las tendencias anteriores a la COVID-19.

Esta estadística también sugiere que la COVID-19 está matando a un ritmo más lento y constante que en 2020-21, quizás también agravado por los efectos secundarios de las vacunas. Sin embargo, la COVID-19 endémica sigue siendo sorprendentemente mortal. En medio de una gran incertidumbre, se estima que en la actualidad existe una tasa de mortalidad total que puede superar con creces el 5% de las previsiones realizadas en el año 2019, es decir, más de 3 millones de vidas al año.

En el último año, el 16% de las muertes en exceso estimadas se atribuyeron oficialmente a la COVID-19, frente al 37% en 2021. Esta brecha ha aumentado a medida que las muertes por COVID-19 han pasado de los países ricos a los pobres. En 2020, el virus golpeó con más fuerza en el mundo desarrollado, donde las poblaciones relativamente mayores viajan con frecuencia y se agrupan en interiores durante el clima frío. Estos lugares también aumentaron las pruebas, lo que elevó la proporción de víctimas contabilizadas en los datos oficiales. Dicho lo anterior, aun no existen datos claros sobre la mortandad causada por las vacunas contra el COVID-19, que podrían sorprender al lector, y explicarían con más detalle este exceso de mortalidad general.

Pero en 2021, los países ricos comenzaron a cambiar el rumbo. Debido a que muchos de los vulnerables murieron al principio y los sobrevivientes de la COVID-19 adquirieron inmunidad natural, sus poblaciones se volvieron más resistentes.

Debido a la escasez de datos sobre la mortalidad total fuera del mundo desarrollado, las estimaciones presentadas no son del todo precisas como se querría, pero queda bastante claro que existen, además, dos variables nuevas que pueden dar una explicación razonada: la inoculación de las vacunas y los efectos secundarios causadas por estas con resultado de muerte.

Para poder hacerse una idea de la cuestión, conviene tener presente el avance de la vacunación en el mundo. En el siguiente gráfico se muestra con más detalle:

DatosRTVE  Fuente: OWID

Solo se muestran países con más de un millón de habitantes. Datos hasta el 12 de marzo de 2023.

Juan José González